HOLA:
Nunca imaginé que hoy estaría escribiéndote esta carta y que mañana tú estarías ahí leyéndola, posiblemente sin conocernos siquiera… Aunque son unas letras de presentación, no importa que las hayas pasado por alto, incluso que nunca las leas… Pero por si acaso te gusta escuchar a quien decidió comunicarse contigo -sí, fue una decisión que no tomé con facilidad-, aquí van unas palabras que nacieron al color y el olor de la lavanda.
Lo que tienes delante nunca pensé que saliera a la luz. Varios amigos trataron de convencerme, especialmente uno muy querido, Mikel, quien, desde Paraguay, dio a conocer los poemas entre sus amistades como regalo de Navidad. Por tanto no sé exactamente la fecha en que este libro empezó a caminar por el mundo. Es un libro inacabado; no recuerdo cuando nació (sin duda mucho antes del primer poema) ni cuando terminará de escribirse. Solo El lo sabe.
Sufrí la tentación de “cribar” y rechazar algunos escritos pero vencí mi perfeccionismo al comprobar que algunos de ellos eran elegidos para cantar otros encuentros.
Sus páginas nacen en el vivir cotidiano, por eso he decidido que en la publicación no desaparecieran las fechas ni los lugares (la historia está hecha de tiempo y espacio). Son fruto de ENCUENTROS y DESENCUENTROS. Si alguna palabra se hace tuya podrás ponerle también una fecha y un lugar y ya nombrará tu historia y tu encuentro, tendrá color, sabor y olor propio, sin lugar a dudas. Prueba a ponerle imagen. A mí me encanta y el poema se recrea. Hay espacio en el libro para ello.
El título casi nació con el libro cuando todavía no era libro. Remite al manantial, a la fuente, al mar, al río, a las lágrimas, a la lluvia… al don que refresca, consuela, alimenta, acompaña, comparte, se entrega y se regala. Recuerda la sed profunda de la persona y de la humanidad, el sufrimiento de los pequeños. Recrea la inmensidad de la pequeñez, la fuerza de la debilidad, la transparencia de la verdad. Lo cotidiano.
Sus palabras y su música me alimentaron, me alimentan y ahora parece que alimentan a otros… por eso aquí está como regalo. Sé que si sigue alimentando es porque El desea salir al encuentro y busca excusas y sencillos instrumentos. Sin El estas “gotas” se pierden en la nada.
PILAR
Nunca imaginé que hoy estaría escribiéndote esta carta y que mañana tú estarías ahí leyéndola, posiblemente sin conocernos siquiera… Aunque son unas letras de presentación, no importa que las hayas pasado por alto, incluso que nunca las leas… Pero por si acaso te gusta escuchar a quien decidió comunicarse contigo -sí, fue una decisión que no tomé con facilidad-, aquí van unas palabras que nacieron al color y el olor de la lavanda.
Lo que tienes delante nunca pensé que saliera a la luz. Varios amigos trataron de convencerme, especialmente uno muy querido, Mikel, quien, desde Paraguay, dio a conocer los poemas entre sus amistades como regalo de Navidad. Por tanto no sé exactamente la fecha en que este libro empezó a caminar por el mundo. Es un libro inacabado; no recuerdo cuando nació (sin duda mucho antes del primer poema) ni cuando terminará de escribirse. Solo El lo sabe.
Sufrí la tentación de “cribar” y rechazar algunos escritos pero vencí mi perfeccionismo al comprobar que algunos de ellos eran elegidos para cantar otros encuentros.
Sus páginas nacen en el vivir cotidiano, por eso he decidido que en la publicación no desaparecieran las fechas ni los lugares (la historia está hecha de tiempo y espacio). Son fruto de ENCUENTROS y DESENCUENTROS. Si alguna palabra se hace tuya podrás ponerle también una fecha y un lugar y ya nombrará tu historia y tu encuentro, tendrá color, sabor y olor propio, sin lugar a dudas. Prueba a ponerle imagen. A mí me encanta y el poema se recrea. Hay espacio en el libro para ello.
El título casi nació con el libro cuando todavía no era libro. Remite al manantial, a la fuente, al mar, al río, a las lágrimas, a la lluvia… al don que refresca, consuela, alimenta, acompaña, comparte, se entrega y se regala. Recuerda la sed profunda de la persona y de la humanidad, el sufrimiento de los pequeños. Recrea la inmensidad de la pequeñez, la fuerza de la debilidad, la transparencia de la verdad. Lo cotidiano.
Sus palabras y su música me alimentaron, me alimentan y ahora parece que alimentan a otros… por eso aquí está como regalo. Sé que si sigue alimentando es porque El desea salir al encuentro y busca excusas y sencillos instrumentos. Sin El estas “gotas” se pierden en la nada.
PILAR
Los Negrales, 23 de julio de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario