25 de julio de 2008

Muchas horas

Muchas horas durante muchos años
el papel en blanco
y la pluma estéril
me contemplaron contemplándote
y no surgió el poema.

Las palabras son torpes ventanas
que permiten asomarse a tu interior
sin poder nombrarlo.
Cuando se lo pido “por favor”
huyen haciéndose transparencia con el aire.

Muchas horas, durante muchos años
me rendí ante la impotencia
y sólo hoy puedo decir
que eres indecible
y que

enamoras

con tu sonrisa, tus ojos
tu pecho, tus manos
tu regazo

tus entrañas


Quien tiene contacto contigo
te lleva prendida para siempre

como adorno en su vestido
y alianza en su dedo

como caricia en su rostro
y beso en sus labios

como alimento en su boca
y abrigo en sus hombros
Quien tiene contacto contigo
te lleva prendida para siempre

como adorno en su vestido
y alianza en su dedo

como caricia en su rostro
y beso en sus labios

como alimento en su boca
y abrigo en sus hombros
Y mientras la vida te pide
silencio, soledad, silencio

sabes ser
palabra y compañía.

Vives a golpe de paciencia
en medio de la angustia y la desesperanza
y alcanzas mucho amor
porque la paciencia
todo lo alcanza.
Tu hilo frágil
va construyendo fortalezas
a tu alrededor,
o abraza impotencias
en tejido amoroso.
Y el miedo que te acosa
que no es tuyo
y otros han puesto en ti
no deja que te asomes a esta ventana
desde donde yo escribo
contemplando
lo que tú no sabes y a todos

enamora

tu sonrisa, tus ojos
tu pecho, tus manos
tu regazo

tus entrañas.

A mi madre. Caracas, 1993

No hay comentarios: