el papel en blanco
y la pluma estéril
me contemplaron contemplándote
y no surgió el poema.
Las palabras son torpes ventanas
que permiten asomarse a tu interior
sin poder nombrarlo.
Cuando se lo pido “por favor”
huyen haciéndose transparencia con el aire.
Muchas horas, durante muchos años
me rendí ante la impotencia
y sólo hoy puedo decir
que eres indecible
y que
enamoras
con tu sonrisa, tus ojos
tu pecho, tus manos
tu regazo
tus entrañas
Quien tiene contacto contigo
te lleva prendida para siempre
te lleva prendida para siempre
como adorno en su vestido
y alianza en su dedo
como caricia en su rostro
y beso en sus labios
como alimento en su boca
y abrigo en sus hombros
Quien tiene contacto contigo
te lleva prendida para siempre
te lleva prendida para siempre
como adorno en su vestido
y alianza en su dedo
como caricia en su rostro
y beso en sus labios
como alimento en su boca
y abrigo en sus hombros
Y mientras la vida te pide
silencio, soledad, silencio
sabes ser
palabra y compañía.
Vives a golpe de paciencia
en medio de la angustia y la desesperanza
y alcanzas mucho amor
porque la paciencia
todo lo alcanza.
Tu hilo frágil
va construyendo fortalezas
a tu alrededor,
o abraza impotencias
en tejido amoroso.
va construyendo fortalezas
a tu alrededor,
o abraza impotencias
en tejido amoroso.
Y el miedo que te acosa
que no es tuyo
y otros han puesto en ti
no deja que te asomes a esta ventana
desde donde yo escribo
contemplando
lo que tú no sabes y a todos
enamora
tu sonrisa, tus ojos
tu pecho, tus manos
tu regazo
que no es tuyo
y otros han puesto en ti
no deja que te asomes a esta ventana
desde donde yo escribo
contemplando
lo que tú no sabes y a todos
enamora
tu sonrisa, tus ojos
tu pecho, tus manos
tu regazo
tus entrañas.
A mi madre. Caracas, 1993
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