25 de julio de 2008

Me llevo

Me llevo
mi fragilidad enredada en tu fuerza.

Esa fragilidad mía que impide
saberme mejor que los demás
creerme autora
de los milagros esos que suceden a menudo
en la vida diaria,
que mi orgullo crezca y se infle
cuando ante el mal del descaro del mundo
sale a relucir mi sepulcro blanqueado.



Me llevo
esa fuerza tuya

que tiene el sabor amargo de la cruz
pero inexplicablemente suave y dulce
a quien se abraza;
que da el fruto de la VIDA
y la ESPERANZA.


Me llevo

tu mano en mi hombro
como lo único necesario
el único alimento;

tu lágrima sobre el mundo
como mi único rocío;

tu sonrisa sobre la creación
como único sentido.


Me llevo
la verdad de este encuentro
en el que una vez más
intentas enamorarme.

Caracas, 1995

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