y se iluminó de gozo mi rostro.
Te conocí amante
sabio, orante, siervo.
Y yo quise entregarme
servir, saber, orar.
En el trajín
se me olvidó el amor.
Y llegó el peso
el agobio, la culpa, la prisa.
Poco
a
poco
se apagó en mis ojos
la música, la sonrisa, la luz
y mi cuerpo quedó a oscuras.
Ahora llegas de nuevo
en el silencio
y me haces capaz
poco
a
poco
de arrojar en tus brazos
mi cuerpo
con el que sigas hoy amando
orando, adorando
hablando, sanando
andando…
hasta que lo hagas
totalmente tuyo
y resucite
luz, baile, carcajada.
Los Negrales, 25-07-07
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