26 de julio de 2008

Misericordia

Hoy he tenido un encuentro vivo con el PADRE.
Un hermosísimo rostro de mujer.
En sus ojos las lágrimas
y la LUZ;
en sus labios el lamento
y la SONRISA;
en sus brazos el peso
y el ABRAZO;
en sus pies el cansancio
y la PRISA
por acoger y servir
recibir y despedir
incluso a quienes no supieron acogerla
ni pronunciar un adiós agradecido.

Y por todos los poros de su piel
respiraba el sufrimiento
y la PAZ
del corazón envolvía su figura.

Y no pedía nada.

Sólo contaba su historia de amor
disponiéndose a seguir amando
sin esconder su luz
su sonrisa
su abrazo
y sobre todo su prisa
por acoger y servir
recibir y despedir...

Su nombre era blanco como la nieve:

MISERICORDIA.

León, 2005

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