y darte a conocer
ponerte y quitarte nombres
hasta acostumbrarme al silencio
donde descubran al innombrable.
Seguirte
e invitar a que te sigan
andando y desandando caminos
hasta acostumbrarme al mar enfurecido
donde encuentren tu calma.
Dejarme ser amada
y aprender a amar
porque no está en mí el quererte
ni el querer a los demás
hasta acostumbrarme a vivir
querida queriendo querer
hasta que tú me hagas,
amando, amante.
Galapagar, julio 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario