27 de marzo de 2011

DEJANDO HUELLA


Me sostiene
saber que tú estás.

Ahora lo sé aunque ahora
no lo sepa.

Lo supo mi cuerpo ayer
y todavía lo recuerda.

Mis ojos lo saben ahora ciegos
porque todavía reflejan
el acariciador destello
de tus ojos.

Ahora lo sabe mi sordo corazón
porque resuenan todavía hoy
las últimas palabras tuyas de ayer
en mis oídos.
(Y las primeras).

Lo sé ahora
que no saboreo tu sal,
ni tu vino, ni tu pan...
pues han cicatrizado mis heridas
y, a pesar del hambre y la sed,
mi casa permanece en fiesta.

Lo sé ahora
que no puedo tocarte...
pero es perceptible aún tu huella
como sello en mi brazo
en mi corazón.

Lo sé ahora
que no percibo tu perfume
porque quienes entran en mi casa
dicen respirar la paz
de tu presencia.

¡BENDITA MEMORIA DE MI CUERPO!


Los Negrales, marzo 2011

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